Faltan menos de dos semanas para que media España se vista de Semana Santa y recorra, paso a paso, las calles de pueblos y ciudades en una de las tradiciones cristianas más impresionantes que se conservan en España. Es prácticamente imposible trazar un panorama de las celebraciones que tienen lugar a lo largo y ancho de la geografía nacional, por lo que he elegido tres celebraciones de la Semana Santa que me parecen singulares y que quizá no reciben la atención que merecen.
Comenzamos este repaso en la provincia de Granada; la pequeña localidad de Cuevas del Campo se vuelca cada año en la celebración de una Semana Santa Viviente en la que participan en torno a 600 vecinos. La representación sigue el relato de la Pasión del Evangelio de San Mateo, y sorprende tanto por la escenografía como por el vestuario y los escenarios naturales en los que se desarrolla.
Distintos documentos dan fe de la existencia de la Cofradía de la Santa Vera Cruz y Confalón de Astorga en el siglo XV; la cofradía conserva, entre otras imágenes, un Cristo Articulado obra de Gregorio Español (S. XVII), y es la más antigua de las ocho que forman parte de la Junta Profomento de la Semana Santa de Astorga. La celebración de la Semana Santa en la capital maragata se distingue por su hondo sentimiento religioso y por conservar las esencias de esta celebración.
Si algo sorprende de la Semana Santa de Murcia es sin duda la exquisita calidad de la imaginería, en buena parte obra de Salzillo. Entre las singularidades de la Pasión murciana hay que mencionar también los «toques de burla» a Jesucristo y la tradición de repartir caramelos, huevos duros o monas en las procesiones.
Más información: Semana Santa Viviente de Cuevas del Campo, Semana Santa de Astorga y Semana Santa de Murcia.